Escritos El juego en la infancia libertad y creación de experiencias
El juego no es sólo una necesidad biológica, es una práctica tan antigua, libre y espontánea como queramos imaginar, genera placer y sentido en la vida de un niño que juega “como si” representado su cultura y sociedad, a la vez que construye el lenguaje crea realidades y soluciones alternativas a las situaciones que enfrenta habitualmente. El juego además de ser una experiencia universal e imaginativa para el niño(a), se constituye en una experiencia que socializa al sujeto y le permite construir su identidad y subjetividad a partir del hacer y la relación con el otro. Por ende, está íntimamente ligada a la razón de ser de la infancia, ya que no es posible pensar en un desarrollo y potenciación de las capacidades del niño o niña sin la existencia del juego.
Jugar es tan importante en la infancia, así como los adultos necesitamos del trabajo para poder vivir los niños(as) necesitan del juego para poder crear, imaginar y representar el mundo que habitan, construir pensamientos que dan sentido a través del lenguaje a su saber-hacer el cual constituye un trabajo o actividad profundamente seria en su vidas.
Aunque mucho se ha dicho y escrito sobre el juego, es importante reconocer que el juego no debe estar condicionado por el tipo de juguetes al que los niños puedan acceder, ni por el tipo de juegos que deberían jugar. Entre más libertad y ambientes provocadores tengan a su disposición, más experiencias creativas y significativas tendrán lugar en la cotidianidad de sus vidas, por ejemplo no siempre es necesario brindar juguetes con roles y funciones definidas en el juego, ejemplo de ello son los juguetes de peluches, muñecos u objetos con botones, luces e instrucciones específicas para funcionar; pues en mi opinión limitan muchas veces la capacidad creativa y recursiva que tienen los niños(as) por el contrario estaré siempre a favor los materiales y texturas que se pueden manipular y transformar fácilmente en objetos, pues son versátiles y promueven la imaginación constantemente en la vida de un niño, un ejemplo de esto es ver como una tela en el juego de un niño(a) se transforma en una casa, en un muñeco o en hermoso traje que portan con gran alegría.
Si supieran la sencillez y el asombro con el que los niños descubren y dan vida a miles de objetos inanimados o inutilizados por los adultos, dejaríamos de creer que para que nuestros hijos sean felices y se desarrollen plenamente necesitamos del juguete último modelo que nos venden las grandes marcas, intentaríamos recuperar los cartones, telas, maderas u objetos reciclados que constituyen materia prima para la experiencia creadora en la vida de los niños.
Por otra parte instrumentalizar el juego de los niños para que aprendan y desarrollen alguna habilidad sin dar lugar a la experiencia del juego libre principalmente, va en contra de la esencia y no intencionalidad placentera que tiene el acto lúdico, pues se desplazan los intereses del niño por el del adulto o docente, desconociendo los momentos por los que transcurre la vida del niño(a), con esto me refiero que es necesario observar y reconocer que etapa y necesidades enfrentan los niños(as) para discernir qué juegos y juguetes son respetuosos con sus deseos y necesidades.