Escritos Una reflexión sobre el Juguete “Forky” de Toy Story 4 y el objeto transicional en la vida de un niño(a).

Luisa Moyano

3 min
Una reflexión sobre el Juguete “Forky” de Toy Story 4 y el objeto transicional en la vida de un niño(a).

Durante la 4 versión de la película Toy Story, se exponen algunos elementos simbólicos que reflejan el tránsito y los sentimientos que despierta en Bonnie, el ingreso a la escuela.

Dicha experiencia se muestra como algo agobiante y que produce ansiedad a la niña pues lidiar con una realidad escolar, ajena al mundo interno y a la experiencia de juego fantasía e ilusión que ha vivido hasta el momento en su casa en relación cercana a su familia, por más novedoso que sea no deja de ser frustrante para ella el tener que mediar sus deseos y apegos internos y enfrentarse a la realidad que se muestra como un mundo distinto del que viene acostumbrada. En palabras de Winnicott (1982), experimenta una amenaza de una privación, comprendida como la inseguridad o temor que puede generar en un niño(a) que otros ambientes y espacios no sean lo suficientemente buenos y seguros, estos sentimientos de soledad o de alerta frente a un posible estado de depresión, se manifiesta en el personaje de la niña cuando no muestra deseo ni interés por ir a la Escuela.

Justamente esta situación presentada fielmente en la película, nos permite comprender el contexto en el que emerge la figura de “Forky” como creación propia de “Bonnie” (motivada por la preocupación y ayuda que secretamente presta su fiel amigo Buddy el vaquero ante el estado de la niña) y que además simboliza su objeto transicional; aunque se reconoce que el objeto transicional aparece entre los 8 y 12 meses de la infancia autores como Winnicott(1982), sostienen que pueden transformarse y reaparecer en distintos momentos de la niñez, los cuales son precedidos especialmente por los cambios y períodos de la vida que generan ansiedad. Al hablar de qué funciones tienen los objetos y fenómenos transicionales en la vida de los niños, resulta importante mencionar que esencialmente se ubican en un estado intermedio, conectando la realidad subjetiva y objetiva del niño(a), en este caso “Forky” permite conectar su deseos primarios (de seguridad, juego, apego y afecto que representan su experiencia en casa y la realidad inmediata del contexto escolar como algo ajeno y externo “un no yo”) por tanto, la creación de la figura de “Forky” que es dotada de vida y alma a partir del juego de la niña, se convierte simbólicamente en un fenómeno que le permite descansar y defenderse ante la ansiedad que experimenta.

En ese sentido, es valioso reconocer que si bien los objetos y fenómenos transicionales (como el juego, arte, la literatura entre otros) en la vida de los niños(as) pertenecen al mundo de la ilusión, son sumamente relevantes en los procesos de formación psíquica puesto que contienen, calman y apaciguan esa realidad externa que resulta agobiante para el niño(a), mediando entre el mundo interior que es guiado por el deseo y el mundo exterior regulado por unas normas y límites que representan el “no yo” la alteridad, el otro, (quien nos contrasta siempre y se antepone a la realidad psíquica primaria del “yo” narcisista) pero que a la vez posibilita el diálogo y el ingreso del niño(a) a la cultura, brindándole herramientas para comprender y explicar el mundo adulto. Por esta razón siempre será importante reconocer que el juego además de ser una experiencia universal e imaginativa para el niño(a), se constituye en una experiencia que socializa al sujeto y le permite construir su identidad y subjetividad a partir del hacer y la relación con el otro.

Referencias

  • Winnicott, D. (1982). Realidad y juego. Buenos Aires, Argentina: Gedisa.