Escritos La reinvención de la enseñanza- aprendizaje post pandemia
Este tiempo de pandemia, se han puesto en juego muchas cosas que han llevado a replantear ejercicios en el procesos de socialización, tanto de grandes como de chicos. Una de las preocupaciones que más se ha evidenciado por parte de los padres, se centra en los problemas en la socialización de los niños y niñas de primera infancia, ya que es fundamental que en estas edades se solidifiquen el acercamiento a su cultura por medio de la interacción con el exterior y las personas que lo habitan. Sin embargo, es necesario tener en cuenta que si bien, los procesos de socialización en la primera infancia son importantes y fundamentales, es menester recordar que estos, se solidifican y cimientan en el hogar con la interacción primaria de los cuidadores y esta base es la que permitirá la confianza y seguridad al momento de que los niños y niñas interactúen con su comunidad, entre pares y adultos diferentes a los que encuentran en la familia.
Propongo que más allá de centrarnos en los problemas que puede dejar este tiempo de aislamiento, sería valioso pensar en lo que han adquirido y reforzado en este tiempo en casa, y partiendo de allí plantear nuevos y mejores espacios que respondan realmente a las necesidades contemporáneas de nuestros niños y niñas. A todas estas necesidades, se le suman la evidencia en la brecha digital por sectores, que permite reconocer las necesidades de vincular la educación tecnológica al currículo de la escuela como eje fundamental en los procesos de educación, esto hace necesario pensar que en la post pandemia se reivindique a la escuela como ese espacio propio para interactuar con todo lo que sucede a su alrededor incluyendo indudablemente una exploración y acercamiento a las herramientas tecnológicas desde la primera infancia.
Es así que, una de las fortalezas que deja este tiempo de aislamiento se enfoca en la tecnología y sus avances, la cual se ha estigmatizado y pensado en abordar desde el ámbito escolar a edades avanzadas, situación que es casi imposible negar, ya que esta interacción se da desde temprana edad puesto que, los niños y niñas se encuentran en sus hogares prácticamente desde que nacen familiarizados con diferentes artefactos tecnológicos, pues ven a su madre y padre utilizarlos en diferentes momentos y para realizar actividades cotidianas en el hogar o para comunicarse con otras personas; es por esta razón, que aprenden a interactuar con ellos y utilizarlos rápidamente. Este tiempo de cuarentena ha permitido que en estas interacciones y en la utilización de estos artefactos, los niños y niñas adquirieran mayores experiencias y enriquecimiento de lo que estos artefactos les ofrecen.
Como un segundo espacio (muy valioso) que ha abierto este tiempo de cuarentena ha sido la unidad con los padres. Este compartir diario con los padres en las diferentes actividades, ha permitido visibilizar lo que vive cada uno en su dia a dia, tanto en las clases de los jardines, como en los trabajos de los adultos. Surgen allí el reconocimiento del otro y del espacio de cada uno y esto es importante, porque en medio de esto se puede dar la interacción que en la “normalidad” no se daba; convirtiendo los espacios convencionales en otros con diferentes posibilidades, como la sala en oficina y el estudio en salón de clases. Esto, a su vez permite descubrir la casa como un laboratorio de posibilidades que se le abren a niños y niñas en donde cada lugar de la casa puede generar un escenario de diversas actividades, esto también permite que la exploración que no se realiza en el exterior se pueda realizar en la casa con objetos cotidianos.
Todo ello, también permite ver cómo los padres y profesores pueden formar un solo equipo en pro de la educación de los niños y niñas, complementando cada una de las experiencias y de las vivencias que desde la institución de educación formal se propone para la institución familiar, reforzando así, la necesidad de anclar estos dos espacios en una continua co-ayuda para los procesos de enseñanza- aprendizaje de los niños y niñas.
Para terminar, también se visibiliza la necesidad de reconocer que los espacios de los niños y niñas no son únicos y específicos pues, ellos pueden explorar, conocer y crear cosas en espacios diferentes a la escuela, a su escritorio o a su cuarto en casa, por ejemplo pueden crear cosas en la cocina junto los padres hacer sus propios panes o sus propios alimentos. Se ha abierto un espacio en el hogar donde las decisiones y la negociación de espacios y actividades necesitan de la participación y la voz de todos, y esto permite pensarse en la reivindicación de los espacios de aprendizaje de los niños y niñas, dándoles una voz como protagonistas de su propio aprendizaje y acompañándolos a descubrir más espacios de la ciudad, de su barrio o conjunto y hasta de sus propio jardín o escuela como ambientes de aprendizaje donde no solo adquieren y construyen nuevos saberes, sino que también proponen y dan conocimiento desde sus experiencias. Recuperando así todo lo aprendido esta cuarentena y reinventando desde allí los procesos de enseñanza- aprendizaje propios para los niños y niñas desde la primera infancia.